31 enero 2010

Sábado 23 de enero, 2010

- Parque Natural de las Dunas de Liencres -


En días en los que la casa se hace una cajita de zapatos, en aquellos días claros, amenazadores de tormenta, no hay mejor compañía que un buen libro, un vaso de leche calentita y una mantita polar, para pasar la tarde tranquilamente.


No obstante, en Reinosa le ha surgido una feroz competencia. La temida cámara de fotos. Cierto es que dichos días animan al recogimiento del hogar pero... no hay fotografía más bonita de esta preciosa tierra y sus múltiples lugares que la tomada en un día grisáceo, sin lluvia pero nublado.


Las aguas bravas de la playa, subiendo la marea comiéndose la arena para retroceder y dar tregua a la misma, la cuál sabe que es prisionera y victima de la furia del mar, sin capacidad de defenderse más que al regreso de las olas, volviendo con ellas.

El agua buscando cualquier rincón para robarle esa arena a la playa y la playa usando cuando peñasco, roca o elemento natural para impedir que el agua llegue hasta ella.



Y cientos, quizá miles de mejillones, conchas, quien sabe, se agazapan en las rocas cual única vía de supervivencia sin saber que, pasado el tiempo, no será la marea sino la mano del hombre la que las arrancará de su morada, las rocas.

Así pues la cámara inmortaliza esas olas que suben y bajan, dejan escrito para los siglos su particular pelea con la naturaleza.



Y como testigo mudo de estos cambios, el caballo de Liencres, que bien podría llamarle Babieca, como el del Mío Cid, o Rocinante, como el de Don Quijote de La Mancha, pues al igual que ellos habrá vivido miles de aventuras y mas aventuras que vivirá.
Sin embargo, prefiero llamarle Platero, aunque burro no sea, pero el nombre es más entrañable.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me gusta este blog y su idea.

9:44 p. m.  

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